ALERTA: spoilers sobre la película No Mires Arriba! (Fotograma del filme Dont Look Up (Adam Mckay, 2021)) Durante el verano de 2019, el clima de opinión global distaba notablemente de la percepción de agotamiento civilizatorio que vino a instalarse menos de un año después. Entonces, las preocupaciones eran quizá igual de urgentes pero algo más coyunturales, o esa era la sensación: la vida en el mundo globalizado seguía aportando avatares estridentes sobre los que hablar, pero estos eran ya recibidos desde la normalidad de una actualidad vertiginosa que quemaba las novedades con una velocidad nauseabunda . Se discutía en España sobre el resultado de las elecciones de abril y la necesidad de que este se tradujese en un gobierno; en EEUU, el impeachment se cernía -sin muchas posibilidades de prosperar- sobre Donald Trump; Gran Bretaña se abalanzaba sobre el detrimento de su propia relevancia como Estado a través del trámite del Brexit; la deuda v
(Euphoria, HBO) En un texto publicado en Nueva Sociedad en octubre de 20 19, la filósofa Marina Garcés se refería al presente histórico como “póstumo” . L as sociedades humanas vivíamos ya entonces, según la autora, en un estado mental colectivo en el que cualquier promesa de futuro se habría extinguido, en el que las personas habitaban el mundo desde la desorientación y el mero afán de supervivencia. Las perspectivas del proyecto civilizatorio humano se habrían desvanecido, o ese sería el marco cognitivo en el que nos encontrábamos para Garcés desde hacía décadas. Esta condición póstuma diagnosticada por la autora señaló que los ejes ordenadores de tiempos anteriores llevaban ya tiempo disueltos, y que convivíamos en un interín ideológico entre los últimos coletazos del proyecto ilustrado y las luces de un nuevo estado de las cosas aún por disputar. Euphoria (Sam Levinson, HBO) se estrenó durante el verano de 2019, y si bien de forma más velada, aportó una reflexión muy s