En los últimos días del pasado mes de septiembre, la prensa internacional daba cuenta de un fenómeno climático relativamente infrecuente: arreciaban las lluvias en el desierto del Sáhara. Grandes áreas de un ecosistema generalmente árido se encontraban a finales de verano sometidas a fuertes precipitaciones que lo transformaban, si bien de forma perentoria, en espacios verdes llenos de vegetación y fertilidad. Este acontecimiento sobresaliente desde el prisma del análisis climatológico y del estudio de la biodiversidad y sus ciclos, pasaba relativamente desapercibido fuera del campo de las ciencias naturales. No obstante, en el ámbito de la creación musical, y con una mera diferencia de semanas, florecían dos proyectos que recogían algunas de las intuiciones que desde la ciencia política se habían vertido en torno a la lluvia en el desierto hacía tan solo dos años. Sincronizándose de forma asombrosa con lo acaecido en las dunas africanas, nacían, a f...